Veronica
Bailarina de danza contemporánea previa a iniciar el baila en la cual resalta su postura y prestancia. Tocando tímidamente su pelo, recogiendo su vestido para iniciar a través de movimientos coordinados una expresión de emociones, el baile representa un lenguaje expresivo que enriquece a una cultura le da identificación y reconoce el valor intrínseco de un pueblo y su gente.
Anatomía abstracta elaborada en arcilla negra, moldeada a mano, cocido a temperatura media 750 C, para la aplicación del color se utilizan pigmentos naturales orgánicos.
45x30x60 cm
Verónica
×Antes del alba del espectáculo, en la quietud del telón aún cerrado, hay un momento sagrado de introspección y preparación.En la penumbra del escenario, justo antes de que la cortina se alce, existe un instante de anticipación y promesa. Esta escultura, que detiene el tiempo en los preparativos de una bailarina de danza contemporánea, encapsula ese preciso momento. Refleja el viaje interior hacia la total entrega al arte del movimiento. Cada detalle, desde su postura hasta la expresión concentrada, habla de una devoción total al baile, invitándole a sumergirse en la profundidad de su preparación y en la magia que está por desplegarse.
La figura, modelada en arcilla negra y realzada con pigmentos naturales, es un tributo a la belleza de la preparación meticulosa, al ritual que transforma lo cotidiano en arte sublime. Sus gestos, capturados con delicadeza, son una danza en sí mismos, preparándose para cruzar el umbral de la realidad hacia el universo del espectáculo.
La danza que esta bailarina está a punto de ofrecer va más allá de la mera ejecución de pasos; es una expresión de vida, una narrativa contada a través del lenguaje universal del cuerpo. Como espectador de esta obra, usted está invitado a ser parte de este diálogo sin palabras, a convertirse en guardián de la esencia eterna que el baile proyecta.
Invitar esta pieza a su entorno es abrir un canal directo con la expresión más auténtica del ser humano, es acoger en su espacio un fragmento de la pasión y la gracia que dan forma al espíritu. Cada vez que la contemple, permita que le inspire a valorar la belleza del proceso creativo, a reconocer la importancia del arte en la narrativa de nuestra identidad y conexión.
Esta escultura es más que un objeto de arte; es un compañero de reflexión, un símbolo de la dedicación y el amor por la expresión a través del movimiento. Ella está siempre en ese momento previo al comienzo, recordando la importancia de la preparación, el silencio antes de la melodía, la calma antes del torbellino de la vida.
Considere esta pieza como una ventana a la esencia de la danza contemporánea, un pedazo de historia viva que le habla directamente al corazón. Es una invitación a ser parte del perpetuo ciclo de creación y expresión, un homenaje a la danza como narrativa emocional que trasciende el tiempo y el espacio.