Una explosión de colores que irradian la alegría de la creación. Suaves matices, grises, blancos y azules que buscan equilibrar el estado del alma; una tormenta permanente entre retos, tristezas y momentos de felicidad, porque nada es para siempre, todo evoluciona. La pasta texturizada resalta los dorados, acaso de la juventud y la vida, la transición de colores negros a los ocres, amarillos y verdes como una sabia proporción del color del espíritu, que se convierte en una alquimia interior con la cual damos gracias a la vida.
Abstracto técnica mixta sobre lienzo 197x147x7 cm